LOS CHAVOS Y ESO QUE LLAMAN “PASTORAL JUVENIL”
Tomás Montesinos González
Esquema:
1. ¿Qué es Pastoral Juvenil?
2. La Pastoral Juvenil en la diócesis de Tlalnepantla ¿qué busca?
3. Pastoral Juvenil zona II, realidades y retos
4. Grandes líneas de acción y formación
1. ¿Qué es Pastoral Juvenil?
La Pastoral Juvenil (una definición):
“es el planteamiento de la iglesia (parroquial o diocesana) orientado a la evangelización, educación y maduración en la fe de las y los jóvenes.”
Evangelizar exige testimonio de vida que transforma algo el entorno, anuncio de Jesucristo, hacer comunidad y participación en la misión de la Iglesia (EN 21-24)
De ahí que las y los jóvenes han de ser los principales evangelizadores de otras y otros jóvenes.
Pastoral juvenil es una acción de la iglesia, a través de la cuál, se les acompaña a las y a los jóvenes a:
• preguntarse y descubrir el sentido de su vida
• a descubrir y asimilar su dignidad de seres humanos
• a descubrir las exigencias de su fe cristiana
• les debe proponer diversas posibilidades de vivir la vocación cristiana en la Iglesia y en la sociedad
• les debe llevar a un conocimiento gradual e íntegro de la persona de Jesucristo, para decidirse a seguirlo más de cerca y comunicarlo a otras y otros jóvenes
• les acompaña y anima a construir el reino de Dios en su vida y ambientes concretos (trabajo, escuela, amigos/as, familia, calle, colonia… E.N. 54).
No debemos olvidar estos grandes principios de la P.J.:
1) darle más importancia a los procesos que a los eventos
2) equilibrar acción y reflexión
3) trabajar por una conversión permanente y progresiva/gradual
4) pasar de la búsqueda exclusiva del “sentirse bonito” a la búsqueda de lo que me hace crecer/madurar y la necesidad(es) que los demás y el mundo tienen de mí
5) procurar unas relaciones armónicas y constructivas para con los demás, con el mundo y con Dios
6) tomar en cuenta en los jóvenes, no solamente las “emociones y sentimientos”, sino también su razón, su proyección social (hacerla brotar o despertar en ellos/as), el comprometerlos en la lucha por la justicia, la paz y la defensa de la vida (derechos humanos)
7) no olvidar también la dimensión estética y cultural, que está implícita en la psicología de las y los jóvenes, cultura en la que se deben encarnar los criterios y los valores del Evangelio, de manera tal, que éstos vayan transformando los criterios de juicio, valores actuales, intereses y lineas de pensamiento de las y los jóvenes reales a quienes se puede llegar y acompañar.
8) finalmente, acompañarles en la búsqueda de un auténtico crecimiento, desde herramientas como son: la revisión de vida, el cuaderno de vida y pastoral, el estudio de evangelio y el análisis constante y creciente de la realidad
9) las y los jóvenes deben ser acompañados para que:
• tomen conciencia de la realidad que respiran y les influye
• proyecten su camino (proyecto de vida)
• y organicen su ser y quehacer como personas / grupo
Las etapas podrían ser las siguientes :
1ª. Misionera o de convocación: de educación en valores humanos y cristianos, una vez dada la convocación/primera conversión
2ª. Catecumenal: de profundización e integración entre la fe y la vida
3ª. Pastoral: de fuerte participación social y eclesial.
Grandes líneas ha tomar en cuenta en relación para con las y los jóvenes, a quienes se pretende acompañar:
1. es necesario conocer cómo son y cómo piensan, qué es lo que desean y valoran, cuáles son sus intereses y anhelos, qué es lo que demandan y hacia dónde apuntan sus gustos y necesidades, así como por dónde discurren sus pautas de comportamiento y conductas
2. los estudios de sociología de la juventud nos revelan que los jóvenes posmodernos viven en un fuerte “presentismo”, es decir, no les importa el pasado o el futuro, sino las emociones, vivencias y gozos que pudieran vivir al presente, lo cuál los hace ser pragmáticos y realistas y andar en busca de gratificaciones instantáneas
3. los jóvenes actuales son fuertemente individualistas y subjetivistas, por lo que todo lo juzgan desde su propia percepción o conveniencia: las cosas son importantes en la medida en que lo son para ellos mismos
4. otro rasgo muy fuerte es la “fragmentación” o fragmentariedad interior en la que viven, en lo cuál son muchas veces el producto de una “cultura del fragmento” (Lyotard), lo cuál los lleva a vivir en una pluralidad de pertenencias y una demanda de “sentidos parciales” (Petitclerc)
5. viven oprimidos por un consumismo hedonista que los lleva a buscar con ansia el placer, el darle “culto a su cuerpo” y a su propia imagen como muestra de aprecio hacia lo sensorial y placentero. Esta es la razón por la cuál se entregan con verdadero entusiasmo a la diversión y a la fiesta, así como a los momentos de ocio, y a la búsqueda de estimulantes de todo tipo: alcohol, drogas, sexo, maquinitas.
6. “les late” lo estético (“la estatización general de la existencia” ha dicho el filósofo italiano Vattimo). Por tanto, su ética depende de si “hay ambiente” o no, y de qué tanta atracción estética tenga en sí misma, buscan lo que Camps ha llamado “la moral de las marcas comerciales.”
7. buscan mucho su realización personal, la comunicación con las y los demás y el ser expresivos hacia el exterior; por lo que todo ello los puede llevar, y de hecho los está llevando al competitivismo ilimitado e inconsciente, y por lo tanto a ir haciendo crecer más las diferencias entre el éxito y la sed de triunfalismo por una parte, y por la otra, el fracaso, exclusión e inutilidad de la vida (“no sirvo para nada”, “soy un fracaso”, “nadie me quiere”…)
8. son muy dados los jóvenes actuales a imprimir un sello propio a todo o que se relaciona con sus vidas, a “personalizar” todo lo que a ellos se refiere o de ellos procede. Por lo cuál, aprecian lo que es vivencial y emocional, lo que es experimental, vital y existencial.
9. a nivel psicológico, hay una búsqueda incansable de identidad, unida al sí adoptivo o demanda de socialización y con el sí autónomo o conquista de la libertad: buscan –aunque secretamente, camufladamente- el saber quiénes son y quiénes pueden llegar a ser; desean tener claro el “concepto de sí mismos” y “prefigurar sus propias realizaciones” (Ericsson), progresando en el desarrollo cognitivo y en la percepción de sus sentimientos y emociones.
10. aspiran también a ser valorados y reconocidos, a ser tenidos en cuenta, a ensanchar los espacios de socialización que les permita darse a conocer y conocer a los demás, a convivir y compartir con otros. Es su necesidad vital de “aceptación y reconocimiento”, de “sentirse seguros” y experimentarse a sí mismos como “realizados” (Maslow).
11. hoy socializan muchas de las veces “a lo banda”, es decir, en pandillas, las cuáles adoptan múltiples facetas o características (González Blasco), sin compromisos vinculantes entre las personas que las conforman.
12. luchan por ser autónomos y libres en el desarrollo del propio plan de vida y en la toma de opciones y decisiones que van a configurar su propio yo. Todo ello implica –en la conciencia de ellos y ellas- esfuerzo y voluntad, trabajo y reivindicación para alcanzar sus objetivos
SABER DESCUBRIR LAS SEMILLAS DE TRASCENDENCIA EN EL INTERIOR DE LAS Y LOS JÓVENES
Los jóvenes miran lo religioso en pro de sus propias percepciones subjetivas y de sus intereses o conveniencias: lo religioso es importante en la medida en que a ellos les sirve o satisface.
Existe en ellos y en ellas una especie de “reconstrucción individualizada de la dimensión religiosa” (Elzo), y la vivencia de una “religión a la carta” y un “sincretismo personalizado” (mezclando: marcha-peregrinación; Jesús-santa muerte; Judas Tadeo-protección aún en el caso de ser narcotraficante; etc.).
Muchos jóvenes si buscan los espacios religiosos (coros, grupos juveniles, grupos de teatro, parroquias…), es porque quieren ser reconocidos y amados, y pertenecer a un grupo, entre más importante sea éste, mejor. Buscan la convivencia y la amistad de otras chicas y chicos, así como llenan algunos vacíos afectivos a través de la búsqueda del noviazgo; o simplemente, es una buena razón para poder salirse de sus casas. Aquí el centro no es Jesús, Dios y mucho menos la Iglesia, sino él o ella misma y los otros (la llamada “religiosidad de interdependencia” Tornos-Aparicio).
Le dan mucha prioridad dentro de la religión, a lo emocional y al mundo de los sentimientos y afectos, así como a todo lo que alimente sus sentidos (ver, oír, oler, gustar, saborear, tocar, etc). También valoran muchísimo todo lo que tiene aire de fiesta, a lo que es gozoso y placentero, lo cuál los puede llevar a un “consumismo religioso ” (Martínez Cortés).
Algunos jóvenes acuden a la religión en demanda de sentido y dispuestos a abrirse a la trascendencia (Jiménez Ortiz), practicando a veces una oración interesada, signo de una “religiosidad de ajuste existencial” (Tornos-Aparicio). Demandan apropiación subjetiva, pertenencia, valoración del sentimiento religioso y experiencias espirituales vivas y reales.
Un hecho que hay qué tomar muy en cuenta es que los jóvenes de estos primeros años del siglo XXI, están más interesados por una religiosidad vinculada a “la estética y al espíritu de convivencia” que a la “ética y a la transformación social”, como lo fue hace unas décadas.
Otro hecho real y crudo es que no solo las mediaciones religiosas in genere, sino la Iglesia católica concreta, ha perdido credibilidad para los jóvenes, los cuáles abanderan hoy día la “no pertenencia a religión alguna”, la “plena libertad de creencias”. Para los jóvenes de hoy, no es necesario creer en Dios o pertenecer a la Iglesia para ser una “persona religiosa.” Se está dando pues, una paulatina separación o alejamiento de las y los jóvenes para con las instituciones religiosas, y en concreto, para con la Iglesia católica. Desde esta realidad, la actitud de JESÚS de acercarse a los discípulos de Emaús (in-crédulos y que se alejan del centro religioso judío, y donde nacería después la primera célula de creyentes cristianos), y esperar el momento oportuno para anunciarles la Buena Nueva, yo creo que sigue teniendo vigencia actual.
Dicha indiferencia religiosa o desafecto/desapego hacia la religión que tienen los jóvenes de hoy, así como su poca credibilidad hacia la Iglesia (a quien la consideran un “monolito” o institución desfasada o anacrónica: “pasada de moda”, “un museo viviente”, “ruinas sacro-arqueológicas”) es, querámoslo o no (sobre todo los curas que nos resistimos a ver la realidad), un FORTÍSIMO RETO PARA NUESTRA PASTORAL.
¿QUÉ HACER ?
1. hay qué acercarse a ellas y a ellos (los jóvenes) de forma sencilla, humilde y transparente, sin ponerse a la defensiva ni atrincherarse en las normas rígidas o moralizaciones descalificantes, ni tampoco en los dogmatismos ni en las meras interpretaciones “clericalizantes” o “institucionalistas” del Evangelio.
2. hay qué acudir a los jóvenes en sus “centros vitales de interés”: tocadas, fútbol, maquinitas, esquinas, pandillas, fiestas, Secundaria, Preparatoria, Universidad, grupos sociolaborales (microbuseros, taxistas, limpiaparabrisas, boleros, cargueros, diableros, comerciantes, tianguistas…), clubes de arte o deportivos, fábricas, etcétera.
3. otro reto muy fuerte es el materialismo y pragmatismo que profesan. Ante ello, se les puede ir convenciendo sobre las ventajas de una vida más austera, así como sobre la alegría que provoca el “compartir” (He. 20, 35).
4. las y los jóvenes son incrédulos a los “choros de relatos religiosos”, aquí el camino es proponerles a Jesucristo, como el joven de Dios que descubrió su identidad y unificó toda su persona en bien de un proyecto de vida y de lucha: el proyecto del reino de Dios, la construcción de una nueva familia, la gran familia de los seres humanos.
5. ante el fuerte deseo que sienten las y los jóvenes de “personalizar” y darle un rostro original a su fe, (por lo que no aceptarían una “fe impuesta” ni por parte de sus padres, abuelitos o adultos en general; ni por parte de los clérigos y demás representantes de la Iglesia), la oportunidad para una profunda evangelización sería su preparación para recibir los sacramentos de iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación, Eucaristía), o el mismo grupo (pandilla, equipo deportivo) juvenil, o grupo de novios.
6. otro RETO lo representa el “lenguaje” de los jóvenes de hoy, marcado por la música, la imagen, los medios de comunicación (t.v., celular, Internet, chateo, e-mail, sonidos, gestos, expresiones faciales, variedad de saludos), las relaciones cálidas, espontáneas y afectivas, la expresión corporal (vestido, tatuajes, dijes, peinado, signos corporales…), que son todo un mundo distinto al de los adultos, y más aún al de los clérigos (formados en el latín, la abstracción, las prohibiciones en cuanto a signos de afecto se refiere –besos, abrazos, regalos- la letra y la oración vocal y mental…). A todo este mundo hay qué recuperar el lenguaje de Jesús y del Evangelio, es decir, el lenguaje de la narración, del testimonio y del símbolo y la imagen (la pintura, el dibujo clásico y técnico, el diseño gráfico, el grafitti religioso, etcétera).
7. para con las y los jóvenes sensibles ante las injusticias y los atropellos a los derechos humanos, la Iglesia tiene ahí el reto de acompañarlos a la luz del Evangelio y de testigos cercanos, para afianzar en ellas y ellos una “cultura de la pobreza” y una creciente “opción por los pobres”, así como motivarlos en la lucha por realizar una “solidaridad de corto alcance” (es decir, de corto plazo).
8. con los jóvenes que quieren estar siempre activos y vinculados a las Parroquias o colegios y otros institutos eclesiales, la Iglesia (sus sacerdotes, religiosas…) debe darles un reconocimiento efectivo y una formación y acompañamiento constantes.
Jesús Sastre y Ricardo Cuadrado vienen a reforzar lo que ya hemos afirmado:
La juventud actual se caracteriza por una fuerte búsqueda de explotar los sentidos, emociones y afectos. Son vidas cimbradas en lo fragmentario y en “la retirada” para con las luchas sociales de generaciones pasadas (60’s - 70’s), es decir, jóvenes “Light” con un fuerte vacío existencial, hedonismo y superficialidad, así como el pragmatismo o facticismo, la llamada cultura de la “botonmanía” o lo instantáneo: aficiones a lo inmediato, a lo instantáneo, a lo exterior.
Existe así mismo, una búsqueda del sexo como placer meramente, juego o pasatiempo, desde una fuerte permisividad, y focalizada al masaje y a los genitales. Así mismo, la relación de pareja, muchas veces se busca como un refugio y búsqueda de satisfacciones inmediatas, pero dicha relación está muy marcada por la fragilidad, la parcialidad y la temporalidad del momento y de las circunstancias, así como por la ausencia de un “proyecto común”.
En cuanto a la dimensión social, existe poca o nula solidaridad con las causas de los pobres, enfermos, VIH, desempleados, deprimidos(as), etcétera. Los valores que se imponen son más bien el tener el bienestar, el éxito individualista: el “ser un triunfador”, el ser el más “chingón” y el más “carita” (guapo-guapa), el más “rico”, el del mejor “coche”…
En relación para con “lo espiritual”, hay un abandono o indiferencia, un hastío y descompromiso. Pero al mismo tiempo hay una búsqueda incesante de la Trascendencia: ouija, tarot, astros, New Age, Tai Chi, meditación oriental, santa muerte, peregrinaciones a Chalma o a la Basílica de Guadalupe, tatuajes con signos religiosos, veneración a los muertos, posadas-baile, etcétera.
La misa que han inventado las y los chavos de hoy es la misa o culto a su propio cuerpo: cosméticos al por mayor, dietas, musculatura, todo ello a nivel meramente exterior; pero interiormente: desencanto político, social, educativo y religioso, los jóvenes ya no creen en la política, ni en los adultos, ni en la sociedad, ni en la Iglesia católica y demás religiones. Hay en ellos un continuo hastío y un desembarazarse de toda imposición moralista, legalista o dogmática por parte de la iglesia.
Otra característica presente en los jóvenes es el activismo –como ya lo hemos dicho- y la indefinición de la vida, la duda continua, la incertidumbre y el “enconchamiento en sí mismos” u ocultación depresiva ante la pérdida o el fracaso.
Ahora bien, hay qué alimentar la memoria histórica, para recordar nosotros los Párrocos, Sacerdotes, religiosas y seminaristas, que el acompañar a las y los jóvenes, y el preocuparnos por ellas y ellos, en todos los sentidos y en todos los ambientes (Parroquia, escuela, Universidad, calle, deporte, fiestas, coros, adolescentes de Secundaria, preparatorianos, obreros y empleados…), lo que ya nuestros Obispos reunidos en Puebla y Santo Domingo, nos han dicho:
III CELAM: PUEBLA (1979), SOBRE LA
OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS JÓVENES:
1166. Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación.
SITUACION DE LA JUVENTUD
CARACTERISTICAS DE LA JUVENTUD
1167. La juventud no es sólo un grupo de personas de edad cronológica. Es también una actitud ante la vida, en una etapa no definitiva sino transitiva. Tiene rasgos muy característicos:
1168. Un inconformismo que lo cuestiona todo; un espíritu de riesgo que la lleva a compromisos y situaciones radicales; una capacidad creativa con respuestas nuevas al mundo en cambio que aspira a mejorar siempre como signo de esperanza. Su aspiración personal más espontánea y fuerte es la libertad, emancipada de toda tutela exterior. Es signo de gozo y felicidad. Muy sensible a los problemas sociales. Exige autenticidad y sencillez y rechaza con rebeldía una sociedad invadida por hipocresías y antivalores.
1169. Este dinamismo la hace capaz de renovar "las culturas" que, de otra manera, envejecerían.
LA JUVENTUD EN EL CUERPO SOCIAL
1170. El papel normal que juega la juventud en la sociedad es el de dinamizar el cuerpo social. Cuando los adultos no son auténticos ni abiertos al diálogo con los jóvenes, impiden que el dinamismo creador del joven haga avanzar el cuerpo social. Al no verse tomados en serio, los jóvenes se dirigen por diversos caminos: o son acosados por diversas ideologías, especialmente las radicalizadas, ya que siendo sensibles a las mismas por su idealismo natural, no siempre tienen una preparación suficiente para un claro discernimiento, son indiferentes al sistema vigente o se acomodan a él con dificultad y pierden capacidad dinamizadora.
1171. Lo que más desorienta al joven es la amenaza a su exigencia de autenticidad por el ambiente adulto en gran parte incoherente y manipulador y por el conflicto generacional, la civilización de consumo, una cierta pedagogía del instinto, la droga, el sexualismo, la tentación del ateísmo.
1172. Hoy día la juventud es manipulada especialmente en lo político: y en el uso del "tiempo libre". Una parte de la juventud tiene legítimas inquietudes políticas y conciencia de poder social. Su falta de formación en estos campos y la asesoría equilibrada la lleva a radicalizaciones o frustraciones. El joven ocupa gran parte del "tiempo libre" en el deporte y en la utilización de los medios de comunicación social. Para algunos, son instrumentos de educación y sana recreación; para otros, elementos de alienación.
1173. La familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa la juventud. De su estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia y apertura a sus valores, depende, en gran parte, el fracaso o el éxito de la realización de esta juventud en la sociedad o en la Iglesia (Cfr. Juan Pablo II, Homilía Puebla. AAS LXXI, p. 182).
1176. Si atendemos a su situación social, observamos que, al lado de aquellos que por su condición económica se desarrollan con normalidad, hay muchos jóvenes indígenas, campesinos, mineros, pescadores y obreros que, por su pobreza, se ven obligados a trabajar como personas mayores. Junto a jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes, sobre todo de suburbios, que viven ya la inseguridad de un futuro empleo o no han encontrado su camino por falta de orientación vocacional.
1178. La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de la misma Iglesia. Esto lo hace por vocación y no por táctica ya que está "llamada a constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento" (Juan Pablo II, Alocución Juventud, 2. AAS LXXI, p. 218). El servicio a la juventud realizado con humildad debe hacer cambiar en la Iglesia cualquier actitud de desconfianza o de incoherencia hacia los jóvenes.
1181. Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar defraudados cuando no haya una buena planificación y programación pastoral que responda a la realidad histórica que viven (...).
CRITERIOS PASTORALES
1183. La juventud camina, aún sin darse cuenta, al encuentro de un Mesías, Cristo, quien camina hacia los jóvenes (Cfr. Pablo VI) Sólo El hace verdaderamente libre al joven. Este es el Cristo que debe ser presentado a los jóvenes como liberador integral (Cfr. Gál. 5,1.13; 4,26.31; 1 Cor 7,22; 2 Cor. 3,17): quien por el espíritu de las Bienaventuranzas ofrece a todo joven la inserción en un proceso de conversión constante; comprende sus debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con El y la Comunidad, en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía El joven debe experimentar a Cristo como amigo personal que no falla nunca, camino de total realización. Con El y por la ley del amor, camina al Padre común y a los hermanos Así se siente verdaderamente feliz.
1184. Los jóvenes deben sentir que son Iglesia, experimentándola como lugar de comunión y participación. Por esto, la Iglesia acepta sus críticas, porque se sabe limitada en sus miembros y los hace gradualmente responsables en su construcción hasta su envío como testigos y misioneros, especialmente a la gran masa juvenil (...).
OPCION PREFERENCIAL POR LOS JÓVENES
1186. La Iglesia confía en los jóvenes (Cfr. EN 72). Son para ella su esperanza. La Iglesia ve en la juventud de América Latina un verdadero potencial para el presente y el futuro de su evangelización. Por ser verdadera dinamizadora del cuerpo social y especialmente del cuerpo eclesial, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes en orden a su misión evangelizadora en el Continente (Cfr. Med. Juventud 13).
1187. Por ello, queremos ofrecer una línea pastoral global: desarrollar, de acuerdo con la pastoral diferencial y orgánica, una pastoral de juventud que tenga en cuenta la realidad social de los jóvenes de nuestro continente; atienda a la profundización y al crecimiento de la fe para la comunión con Dios y con los hombres; oriente la opción vocacional de los jóvenes; les brinde elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrezca canales eficaces para la participación activa en la Iglesia y en la transformación de la sociedad (Cfr. DT 770).
APLICACIONES CONCRETAS:
COMUNION Y PARTICIPACION
1188. La Iglesia evangelizadora (…) los invita (a los jóvenes) a que se comprometan eficazmente en una acción evangelizadora sin excluir a nadie, de acuerdo con la situación que viven y teniendo predilección por los más pobres.
Es necesario tomar en cuenta las relaciones de la Pastoral Juvenil con:
- la interrelación de los diversos movimientos de juventud o comunidades, considerando su situación social concreta: estudiantes de secundaria, universitarios, obreros, campesinos, que tienen condicionamientos propios y exigencias distintas frente al proceso evangelizador y que piden, por lo tanto, una pastoral específica (n. 1189).
1191. Se deberá preparar acogida y atención a los jóvenes que, por diversos motivos, deben emigrar temporal o definitivamente y que son víctimas de la soledad, la desubicación, la marginación, etc.
FORMACION Y PARTICIPACION
1193. La pastoral de juventud en la línea de la evangelización debe ser un verdadero proceso de educación en la fe que lleva a la propia conversión y a un compromiso evangelizador.
1194. El fundamento de tal educación será la presentación al joven del Cristo vivo, Dios y Hombre, modelo de autenticidad, sencillez y fraternidad; único que salva liberando de todo pecado y sus consecuencias y compromete a la liberación activa de sus hermanos por medios no violentos.
1195. La pastoral de juventud buscará que el joven crezca en una espiritualidad auténtica y apostólica, desde el espíritu de oración y conocimiento de la Palabra de Dios y el amor filial a María Santísima que uniéndolo a Cristo lo haga solidario con sus hermanos.
1196. La pastoral de juventud ayudará también a formar a los jóvenes de un modo gradual, para la acción socio-política y el cambio de estructuras, de menos humanas en más humanas, de acuerdo con la Doctrina Social de la Iglesia.
1197. Se formará en el joven un sentido crítico frente a los medios de comunicación social y a los contra-valores culturales que tratan de transmitirle las diversas ideologías, especialmente la liberal capitalista y la marxista, evitando así las manipulaciones.
1198. Se empleará un lenguaje sencillo y adaptado con una pedagogía que tenga presente las diferencias sicológicas del varón y la mujer y esté signada por la mutua confianza y el respeto recíproco; en una conversión al medio en el que vive y actúa para centrar así su dinámica misión evangelizadora.
1199. Se estimulará la capacidad creadora de los jóvenes para que ellos mismos imaginen y encuentren los medios más diversos y aptos para hacer presente, de una manera constructiva, la misión que tienen en la sociedad y en la Iglesia. Para ello, se les facilitará los medios y las áreas donde ejerzan su compromiso. Entre otros, se recomienda la presencia misionera de los jóvenes en lugares especialmente necesitados.
1200. Se procurará dar a los jóvenes una buena orientación espiritual a fin de que puedan madurar su opción vocacional, sea laical, religiosa o sacerdotal.
1201. Se recomienda dar la mayor importancia a todos aquellos medios que favorecen la evangelización y el crecimiento en la fe: Retiros, Jornadas, Encuentros, Cursillos, Convivencias, etc.
1203. Se procurará formar prioritariamente animadores juveniles cualificados (sacerdotes, religiosos o laicos) que sean guías y amigos de la juventud, conservando su propia identidad y prestando ese servicio con madurez humana y cristiana.
1205. La pastoral juvenil será la pastoral de la alegría y de la esperanza que transmite el mensaje gozoso de la salvación a un mundo muchas veces triste, oprimido y desesperanzado en busca de su liberación (Cfr. Juan Pablo II, Alocución Juventud. AAS LXXI, p. 217).
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LOS ADOLESCENTES Y LOS JOVENES EN SANTO DOMINGO (IV CELAM, 1992):
111. Jesús (…) sigue llamando hoy a los jóvenes para dar sentido a sus vidas.
La misión de los adolescentes y jóvenes en América Latina que caminan hacia el tercer milenio cristiano es prepararse para ser los hombres y mujeres del futuro, responsables y activos en las estructuras sociales, culturales y eclesiales, para que, incorporados por el Espíritu de Cristo y por su ingenio en conseguir soluciones originales, contribuyan a lograr un desarrollo cada vez más humano y más cristiano (cf. Homilía Juan Pablo II en Hig¸ey, 12.10.92, 5).
112. Muchos jóvenes son víctimas del empobrecimiento y de la marginación social, de la falta de empleo y del subempleo, de una educación que no responde a las exigencias de sus vidas, del narcotráfico, de la guerrilla, de las pandillas, de la prostitución, del alcoholismo, de abusos sexuales, muchos viven adormecidos por la propaganda de los medios de comunicación social y alienados por imposiciones culturales, y por el pragmatismo inmediatista que ha generado nuevos problemas en la maduración afectiva de los adolescentes y de los jóvenes.
113. En la Iglesia de América Latina los jóvenes católicos organizados en grupos piden a los pastores acompañamiento espiritual y apoyo en sus actividades, pero sobre todo necesitan en cada país líneas pastorales claras que contribuyan a una pastoral juvenil orgánica.
COMPROMISOS PASTORALES
114. Nos proponemos ejecutar las siguientes acciones pastorales:
- Reafirmar la "opción preferencial" por los jóvenes proclamada en Puebla no sólo de modo afectivo sino efectivamente; esto debe significar una opción concreta por una pastoral juvenil orgánica, donde haya un acompañamiento y apoyo real con diálogo mutuo entre jóvenes, pastores y comunidades. La efectiva opción por los jóvenes exige mayores recursos personales y materiales por parte de las parroquias y de las diócesis. Esta pastoral juvenil debe tener siempre una dimensión vocacional.
115. Para cumplirla proponemos una acción pastoral:
- Que responda a las necesidades de maduración afectiva y a la necesidad de acompañar a los adolescentes y jóvenes en todo el proceso de formación humana y crecimiento de la fe. Habrá que dar importancia especial al sacramento de la Confirmación, para que su celebración lleve a los jóvenes al compromiso apostólico y a ser evangelizadores de otros jóvenes.
- Que capacite para conocer y responder críticamente a los impactos culturales y sociales que reciben y los ayude a comprometerse en la pastoral de la Iglesia y en las necesarias transformaciones de la sociedad.
116. -Que dinamice una espiritualidad del seguimiento de Jesús, que logre el encuentro entre la fe y la vida, que sea promotora de la justicia, de la solidaridad y que aliente un proyecto esperanzador y generador de una nueva cultura de vida.
117. - Que asuma las nuevas formas celebrativas de la fe, propias de la cultura de los jóvenes, y fomente la creatividad y la pedagogía de los signos, respetando siempre los elementos esenciales de la liturgia.
118. - Que anuncie, en los compromisos asumidos y en la vida cotidiana, que el Dios de la vida ama a los jóvenes y quiere para ellos un futuro distinto sin frustraciones ni marginaciones, donde la vida plena sea fruto accesible para todos.
119. - Que abra a los adolescentes y jóvenes espacios de participación en la misma Iglesia. Que el proceso educativo se realice a través de una pedagogía que sea experiencial, participativa y transformadora. Que promueva el protagonismo a través de la metodología del ver, juzgar, actuar, revisar y celebrar. Tal pedagogía ha de integrar el crecimiento de la fe en el proceso de crecimiento humano, teniendo en cuenta los diversos elementos como el deporte, la fiesta, la música, el teatro.
- Esta pastoral debe tener en cuenta y fortalecer todos los procesos orgánicos válidos y largamente analizados por la Iglesia desde Puebla hasta ahora. Cuidará muy especialmente de dar relevancia a la pastoral juvenil de medios específicos donde viven y actúan los adolescentes y los jóvenes: campesinos, indígenas, afroamericanos, trabajadores, estudiantes, pobladores de periferias urbanas, marginados, militares y jóvenes en situaciones críticas.
- La Iglesia con su palabra y su testimonio debe ante todo presentar a los adolescentes y a los jóvenes a Jesucristo en forma atractiva y motivante, de modo tal que sea para ellos el camino, la verdad y la vida que responde a sus ansias de realización personal y a sus necesidades de encontrar sentido a la misma vida.
120. - Para responder a la realidad cultural actual, la pastoral juvenil deberá presentar, con fuerza y de un modo atractivo y accesible a la vida de los jóvenes, los ideales evangélicos. Deberá favorecer la creación y animación de grupos y comunidades juveniles vigorosas y evangélicas, que aseguren la continuidad y perseverancia de los procesos educativos de los adolescentes y jóvenes y los sensibilicen y comprometan a responder a los retos de la promoción humana, de la solidaridad y de la construcción de la civilización del amor.
2. La Pastoral Juvenil en la diócesis de Tlalnepantla ¿qué busca?
OBJETIVO GENERAL DE PASTORAL DE LA DIÓCESIS DE TLALNEPANTLA:
“ Promover a la Arquidiócesis de Tlalnepantla como casa y escuela de comunión, impulsando una evangelización integral; para que, uniendo fe y vida, nuestra Iglesia diocesana, guiada por el Espíritu Santo y acompañada pro María, sea transformadora de la realidad.”
CRITERIOS DIOCESANOS PARA TODA PASTORAL:
1. Hacer de nuestra Iglesia Particular de Tlalnepantla, una verdadera casa y escuela de comunión
2. aumentar la dimensión social de nuestra caridad
3. en cuanto a Pastoral Juvenil y vocacional, es urgente el darles un mayor espacio en nuestras preocupaciones pastorales (p. 43)
OBJETIVO ESPECÍFICO DE LA PASTORAL JUVENIL DIOCESANA:
“Propiciar en los jóvenes de nuestra Arquidiócesis una espiritualidad viva a través de
una formación integral para que transformen su realidad de acuerdo al modelo de Jesucristo.”
Sus metas:
1. fortalecer el quehacer juvenil diocesano y favorecer su crecimiento y continuidad a través de una metodología participativa y evaluativo
2. ofrecer una formación integral a los asesores decanales de P.J.
OBJETIVOS A NIVEL DE LAS ZONAS:
ZONA I (Tlalnepantla): “Crear espacios de atención a los jóvenes, con actividades propias de su edad, para que, conociendo a Cristo, sean fermento de vida nueva en la sociedad.”
ZONA II (Naucalpan) (hasta hace unos meses): “Propiciar en los jóvenes de nuestra Arquidiócesis una espiritualidad viva a través de una formación integral, para que transformen su realidad de acuerdo al modelo de Jesucristo (es el mismo objetivo que el de la diócesis!).”
ZONA III (Atizapán y Valle Dorado) (pendiente)
ZONA IV (Atizapán y Satélite): el diocesano
ZONA V: (pendiente)
ZONA VI (Huixquilucan): “Fomentar la integración de los grupos juveniles, a través del intercambio de experiencias. Manifestar (…) la presencia de los jóvenes, realizando eventos semestrales.
ZONA VII (Los Remedios): el diocesano
3. Pastoral Juvenil Zona II, realidades y retos:
El documento de Puebla en el número 1166 nos dice:
“Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación.”
Pero hay qué empezar por lograr la creación y/o fortalecimiento de grupos juveniles en las Parroquias, promoviendo la formación de acompañantes y buscando el enriquecimiento intergrupal desde la centralidad de Jesús.
Objetivos específicos que propongo:
1. fortalecer los grupos de las Parroquias “piloto”
2. apoyar la formación de nuevos grupos en las Parroquias en donde no existen
3. formar acompañantes de grupos juveniles, de coros y de grupos de adolescentes, desde la centralidad de Jesús (y del Evangelio) para alcanzar criterios comunes
4. promover jornadas de oración; intercambios de experiencias grupales/personales (de acompañantes o líderes); conciertos de coros y estudiantinas; encuentros deportivos y artísticos, y semanas de estudio, debate, cineforum’s, páneles, reportajes, visitas a organizaciones y movimientos, etcétera; para el enriquecimiento mutuo y el fortalecimiento de los procesos de reunión-formación que no pueden ni deben ser absorbidos por lo anterior (esta propuesta quiere solo venir a reforzar a las personas y grupos concretos, desde sus posibilidades propias y sus reuniones-sesiones periódicas).
5. concientizar a los Sacerdotes sobre la urgencia de promover y alimentar la Pastoral Juvenil (al mismo nivel que las demás prioridades) en sus Parroquias (y fuera de ellas)
6. no olvidar (por parte de chavos/as y sacerdotes) a los chavos de ambientes específicos:
a) estudiantes (CCH, BACHILLERES, CONALEP’S)
b) Chavos/as obreros(as) y empleados(as)
c) Chavos/as destruídos por las drogas y el alcohol
d) Adolescentes de secundaria
e) Deportistas en todas sus modalidades
7. programar desde:
¿QUÉ? ¿QUIÉN/ES? ¿CÓMO? ¿CUÁNDO? ¿DÓNDE? RECURSOS EVALUAR
4. Grandes líneas de acción y formación
Por parte de la Iglesia institucional debemos procurar para con las y los jóvenes :
1. no una relación autoritarista y verticalista, sino dialógica, amistosa y comprensiva
2. debe evitar todo clérigo, seminarista o religiosa querer portar constantemente la “batuta” en relación para con las y los jóvenes, como si ellos y ellas no pudieran por sí mismos ser capaces de coordinar, planear e implementar los procesos de formación de otras y otros jóvenes (en grupos, movimientos, pandillas, coros, etc.)
3. por lo tanto, no debemos imponerles recetas pre-fabricadas y muchas veces ajenas a su realidad e intereses
4. debemos ponernos al servicio de ellos con absoluta gratuidad, sin condicionar nuestro amor ni nuestro servicio a que nos quieran, a que sean buenos, ni siquiera a que sean o no “buenos” cristianos. A decir de Miguel Orive: “cualquier motivación narcisista mantenida consciente o inconscientemente, prostituye el servicio, y el joven se siente manipulado, convertido en objeto, en instrumento, y no en fin…y ser revuelve…con agresividad contra aquellos que en el fondo le explotan, aunque sea sacrificándose por él.”
5. la Iglesia siempre debe tener sus puertas abiertas y las velas encendidas, para esperar a aquellos chavos y chavas que, aunque se “hallan alejado de ella”, quieran volver
6. las y los jóvenes quieren tener participación (aunque en ello no nos sintamos bien los adultos) en la vivencia de una manera nueva y en gran parte diferente de ser y sentirse iglesia, así como también en ir construyendo una nueva iglesia: más congruente con el Evangelio, más comprometida y solidaria, más abierta y no tan legalista, más cercana y simpática, más centrada en lo que debe estar centrada: el dar a conocer a Jesucristo y el vivir el evangelio.
7. la Iglesia no debe hacer una pastoral “para” los jóvenes, sino más bien, una pastoral “con y desde los jóvenes.”
8. hay qué presentarles a las y los jóvenes un Cristo VIVO, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y de esa forma colaboren en la construcción del reino de Dios entre los mismos jóvenes. Pero siempre evitando que sean víctimas del “consumismo religioso,” cayendo en el sincretismo inconsciente.
9. hay qué pasar de lo abstracto, lo teórico y los signos litúrgicos vacíos de sentido para ellas y ellos, a proporcionarles experiencias vivas y espirituales, testimonios convincentes y cercanos de quienes tienen o estén teniendo una fuerte experiencia de Dios o están entregados a la causa del Reino. En este sentido, el Papa Juan Pablo II+ decía: “el hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros…,cree más en la experiencia que en la doctrina…, cree más en la vida que en la teoría” (encíclica Redemptoris Missio –la misión del Redentor- n. 42).
10. seis tareas me parecen necesarias para la Pastoral Juvenil de la zona:
1) darles a las y a los jóvenes buenas noticias: sobre todo, darles a JESUCRISTO
2) acompañarlos en su proceso de maduración en la vida y en la fe
3) debe ayudarles a “apasionarse de la vida”, es decir, a que tengan ganas de vivir, y que lleguen a mirar ésta como un gran regalo de Dios, y al mismo tiempo una tarea del hombre
4) acompañar a las y los jóvenes excluídos del mundo de la educación o del trabajo, a fortalecer su vida y sus deseos desde la esperanza, tomando en cuenta que Dios es un Dios “capaz de abrir futuro allí donde no existe futuro (Moltmann)
5) ayudar a los jóvenes a pasar de las vivencias a las experiencias. Muchas vivencias desaparecen sin convertirse en experiencias, y el reto es que dichas vivencias de fe (un retiro, una canción, un momento de oración, un encuentro juvenil, una jornada, el cumpleaños de un miembro del grupo, la misa de jóvenes, una lectura, etcétera) se conviertan en auténticas experiencias cristianas. Para lo cuál son necesarios los procesos, así como el acompañamiento cercano, el seguimiento y la referencia testimonial de los educadores.
6) Promover más el papel del joven en la sociedad, es decir, en el mundo real y cotidiano en el que se desenvuelve, en el que debe vivir el Evangelio diáfano y concreto, y esto a través de aquellas herramientas necesarias para que sea “fermento en la masa” (Mt 13) y “semilla del reino” con sus actitudes, valores y principios; y desde la búsqueda de un liderazgo (en el caso de ser posible) constructivo, sano, reconciliador, pacífico, solidario y cristo-reino-céntrico.
Elementos tomados del libro: “Espiritualidad y misión de la Pastoral Juvenil”
(conclusiones y aportes del 10º. Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil: CELAM, CEMPAJ. Colombia, Marzo de 1995).
1. La espiritualidad juvenil es una espiritualidad alegre, festiva y celebrativa, debe capacitar a los jóvenes para mirar los problemas desde la visión liberadora de la esperanza cristiana y para buscar posibilidades de salida.
Dos realidades: a) los jóvenes de los grupos juveniles; b) los jóvenes de medios específicos
2. es una espiritualidad existencial: encontrarle sentido a sus vidas, acercarse a Jesús liberador
“Jesús es el centro de la vida de los jóvenes” (p. 16), así como debe serlo la Palabra de Dios.
3. es una espiritualidad mariana
4. otro elemento importante son los signos y símbolos en torno a su vida misma y en torno a los Sacramentos.
5. es una espiritualidad encarnada: “que lleva a los jóvenes a insertarse en su medio y a responder a las exigencias que surgen de las situaciones de pobreza, injusticia y violencia en las que les toca vivir”. Hay qué optar por los pobres, promover el sentido profético del mensaje cristiano denunciando los signos de muerte y promoviendo los signos de vida, anunciando a Jesús como Salvador liberador.
Hay qué unir la vida del grupo juvenil con la comunidad humana, especialmente con grupos sociales específicos.
Procesos personales de maduración en la fe (herramientas):
• La oración personal y comunitaria
• Revisión de vida, como medio para evaluar la acción y el compromiso a la luz de la fe
• Lectura/reflexión de la Palabra de Dios
• El testimonio de testigos (as) de Jesús
• El acompañamiento personal y grupal de los chavos
Método de la Pastoral Juvenil:
Ver – Juzgar – Actuar – Celebrar
Se debe resaltar el diálogo, el servicio y la fraternidad.
Elementos que ayudan: eucaristía, música, signos litúrgicos y desde la vida, campamentos, vigilias, jornadas, retiros, talleres, encuentros de asesores y coordinadores, fiestas patronales, antorchas (peregrinaciones), visita a hogares y a enfermos, formadores de la catequesis parroquial y extraparroquial, boletines, revistas y murales, etcétera .
Proyección social: uniendo fe y vida (p. 20). Compromiso social y participación en organizaciones populares, es decir, formas concretas de vivir la solidaridad con los más pobres y marginados (p. 21).
Frutos de la vivencia de esta Espiritualidad Juvenil:
2) inserción en la realidad histórica de los pueblos y de los diversos ambientes sociales. Es importante la participación en ONG’s y otros movimientos sociales y civiles y trabajar a favor de la paz y la no-violencia
3) opción por los pobres, con actitudes de solidaridad y fraternidad con los más necesitados.
Los jóvenes aprecian mucho el testimonio de vida de sacerdotes, religiosas y adultos laicos en general.